martes, 2 de noviembre de 2010

TRAGADOS POR EL ABISMO DE PEDRO PORCEL

Por J. M. Varona “Che”

Sin duda alguna, Pedro Porcel es uno de los más importantes autores que escriben sobre tebeos en este país y lo último que ha puesto en circulación de la mano de Ediciones de Ponent, es el libro que lleva por título“Tragados por el abismo. La historieta de aventuras en España” el cual ha sido presentado recientemente en FNAC de Valencia, contando con la presencia del autor, de Borja Crespo de Mostra Cómic, del editor Paco Camarasa y de un nutrido grupo de público aficionado.

Por lo que unos y otros explican, en especial Pedro, éste es un proyecto que se le ocurrió hace siete años con la idea de ampliar todo lo dicho por él (Historia del Tebeo Valenciano, Clásicos en Jauja y Viñetas a la luna de Valencia) hasta la fecha. En el pasado, los tebeos habían estado mal mirados por los padres y por la crítica oficial que los consideraba una especie de subcultura; para aclararlo y situar las cosas en su sitio está este nuevo libro, una jungla formada por más de ochocientos títulos y unas 200.000 páginas dibujadas, que conforman la verdadera historia de la serie B del tebeo español, en especial la correspondiente al periodo que va de los años 40 a los 60, considerado el más fértil de nuestra historieta. Para este proyecto ha sido fundamental la ayuda de su hermano Andrés y la de Micharmut que ha ordenado el trabajo. Según Camarasa, entre las obras escritas por Pedro Porcel, ésta es la que más redonda le ha salido. A los tebeos (el autor prefiere llamarlos así en lugar de cómics) de aquella época se los tragó el abismo; desaparecieron con la llegada del desarrollo que trajo otros medios de ocio. También a ello ayudó la censura y la ineficacia de los editores, que no vieron más allá de sus propias narices cuando llegó la hora de poner en marcha ideas innovadoras y por último –ante tanta inoperancia- la marcha de los profesionales mejor preparados que fueron fichados por empresas de fuera de nuestras fronteras

A pesar de los críticos y de todo lo negativo que sobre el tebeo se decía en aquel periodo de nuestra Historia, la gente los leía y eso tenía su mérito. En España no existe ningún centro de documentación en donde se puedan consultar lo publicado en el pasado, pero por fortuna está Internet en donde hay mucha obra digitalizada; allí se pueden encontrar cosas antiguas difíciles de conseguir en el mercado. Al escribir sobre el tema, Pedro señala la existencia de unos peligros entre ellos la nostalgia (había un proceso de sacralización de la infancia) porque la nostalgia es un engaño que puede dar un toque sentimental que resulta negativo a la hora de hablar de aquella etapa. Otro de los peligros estaba en dotar a la lectura de una carga ideológica. Pasado el tiempo, algunos se empeñaban en hablar de historieta fascista o genuinamente franquista. Las hubo como es el caso de Flechas y Pelayos o Clarín, pero en general no fue así. El tebeo de esa época tenía por fin la evasión, tan mal vista por entonces -en donde sobresalía el sentido de culpa-, pero que es propia del ser humano Era un producto que pertenecía a la cultura popular hecho para satisfacer unas necesidades y que hay que interpretarlo en la distancia sin querer traerlo a esta época, ya que las cosas, en aquel tiempo, eran otra cosa. Él conoce la historia y puede hablar de ella, pero lo que está claro es que lo ha hecho sin un ápice de sentimentalismo. La intención de Pedro ha sido revindicar el género por encima de los tópicos y a los autores que lo hacían entonces, a los cuales, en general, no se les ha reconocido su trabajo, incluso en ocasiones, fueron estigmatizados como fue el caso de Manuel Gago el autor, entre otros, de El Guerrero del Antifaz. En aquel tiempo, la industria del tebeo, era una industria floreciente, se hablaba de tiradas de hasta 150.000 ejemplares semanales por título, pero algunos hablan de bastantes más (los editores eran los primeros que no querían que se supiera la realidad). En aquella época, para Pedro, hubo cuatro dibujantes fundamentales que fueron: Ambrós, Gago, Iranzo y Boixcar.

La obra puesta a la venta está encuadernada en cartulina gráfica con solapas; tiene 432 páginas en blanco y negro y 32 en color. Las medidas son de 31x21’5 cm., que nos recuerdan a las propias de un cuaderno de aventuras.
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